A esta altura de su carrera, en el intento de regreso, es una gran noticia que Gastón Gaudio haya decidido pelear un partido contra Nicolás Massú y lo haya ganado en dos horas y 14 minutos por 2-6, 6-3 y 6-4.

Massú no pasa por su mejor momento, pero siempre está ahí corriendo y exigiendo. Además viene de ganar dos puntos largos frente a los austríacos para mantener a Chile en el Grupo Mundial.

El partido de octavos en la Petro de Uruguay fue bastante hablado, con el rival y con ellos mismos, con el árbitro, Adao Chagas, y con el público: algunos se empecinaban en moverse, irse de la cancha o entrar en medio de los games. Y un par de gurises tenían como jodita reírse bien fuerte de los errores de los jugadores.

-Che, preguntales si ya está, si se sentaron y podemos empezar a jugar- le dijo Gaudio a Massú, ya harto, cuando recibía.

-Sí, les diría, pero si lo hago me silban y quedo como el malo- contestó Massú bien alto.

La mejor, igualmente, fue la de Gaudio después de una pelota del chileno que tocó la faja y pasó, muerta, del otro lado.

“No, dejá, no te disculpes. Así es todo el tiempo. Eso es mi vida…”.

Massú le pidio más tiempo para esperar el saque. Se había tentado y no podía parar.

El asunto siguió con Chagas (el mismo al que le preguntó si se había levantado mal el día que sonó el celular en pleno partido) y un momento curioso: el Gato decidió pasar del otro lado de la red, a lo Hingis, para ver un pique. No se pusieron de acuerdo.

En ese aspecto verbal, Massú es un ejemplo positivo. Gaudio siempre tiene un repertorio en contra suya (”Igual lo voy a perder”, tiró después de meter un tremendo passing cruzado de drive) mientras que Massú elige otro camino.

Cuando dejó una derecha en la red, pegó un grito y se le escuchó: “¡¡¡Noooooo!!! ¡¡¡Apurado!!! ¡Piensa! Vamo’ acá”. Todo eso en diez segundos.

Fíjense la secuencia, cómo lo proceso: el grito y queja (Noooooo), la explicación del error (Apurado), la solución o enseñanza (Piensa) y el aliento para el próximo punto (Vamo’ acá).

En Gaudio, igualmente, sus gritos no siempre se corresponden con las acciones posteriores. Puede decir la frase más ingeniosa, más autodestructiva, y luego pasar mil bolas hasta terminar el punto con un revés paralelo limpito. Hoy se lució en defensa, superó la frustración del primer set, de perder ese quiebre a favor que tuvo en todo el tercero, para ganar los últimos dos games y cerrarlo con un tremendo passing-shot de drive cruzado.

El dato curioso del partido: a Gaudio no le cobraron un solo foot-fault.

Ahora, un día de descanso antes de jugar con Luis Horna, impensado habitante de los cuartos de final. Otros dos argentinos en esa ronda son Juan Ignacio Chela y Máximo González. Si mañana gana Schwank contra Lapentti, hay un argentino en la final.

Ah, y es tremendo el frío que hace en Montevideo.